Cuánto le debemos a ese inglesito que llegó a tierras sudamericanas con un “fobal” bajo su brazo. Su nombre apenas se recuerda: Alejandro Watson Hutton. Pero más allá de su llegada o no, la pasión que despierta este deporte en los argentinos es particular. Unica.
El año 1931 marcó un quiebre en la historia del fútbol. A partir de ese año, el fútbol se profesionalizó, dejando al costado del camino al fútbol amateur: ese fútbol que se juega por amor a la pelota y al cual Indio Bob hace, partido tras partido, su mayor homenaje. Apostamos todas las fechas a dejar de lado ese crudo materialismo que está afectando al fútbol actual; defendiendo desde nuestra posición el amor por la camiseta.
Probablemente no exista en el mundo, otro caso de un equipo de fútbol que, habiendo tenido una existencia tan efímera, haya alcanzado tanta gloria como la de Indio Bob. Ejemplo de deportistas y modelo de aquellos equipos que apuntan a la pasión por sobre el dinero. Equipo que se abrazó al juego intuitivo más que a las estrategias calculadas y precisas. Sólo busca encontrar ese ajuste estupendo entre “jogo bonito” y amistad dentro de una cancha donde, por lo general, se demuestra una irreprochable exhibición de compañerismo.
Sin demasiadas tácticas de juego, Indio Bob deja claro que a pesar de su amateurismo, la colocación de cada hombre, la fácil inclinación del juego de un sector a otro o el deslizamiento por el eje longitudinal de la cancha y la apertura fulminante del juego para descolocar a la defensa rival, significan un aporte valiosísimo para el continuo desarrollo del fútbol amateur.
La maestría de los jugadores que integran Indio Bob hizo sucumbir hasta al propio equipo de Rocamora, vencido por 3 a 1. Y téngase en cuenta que luego, ese equipo de Rocamora ascendió de categoría. Indio Bob fue afinando su juego y el glorioso equipo que hoy se ha formado sólo se lograría con el paso del tiempo. Indio Bob es un equipo que no tiene un director, ni dirigentes, ni representantes, ni mafiosos que buscan hacer del deporte un simple negociado. Indio Bob tiene tan sólo jugadores que le imprimen al juego un ritmo cada vez más delicioso, apasionado y vehemente.
Por todo lo realizado hasta aquí, el gran equipo de Indio Bob ya ha quedado en la historia de nuestro fútbol amateur no sólo por haber sido el primero en demostrar amistad por sobre profesionalismo sino también por haber sido un equipo que se destaca por un poderío singular en todos los partidos. Y esa historia se sigue escribiendo fecha tras fecha, cuando esta pasión sureña sale a devorar a su rival.
Esa foto es eterna! sale en cuanta página de internet armemos.
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