Jugó cinco partidos en el equipo de Indio Bob, pero le bastaron para quedar en la historia del equipo debido a su gesto ejemplar. Emi no es un amante de la práctica del fútbol 11, y sus únicas dotes futbolísticos suelen lucirse debajo de los tres palos del fútbol 5. Pero en las ocasiones en que integró el equipo, tuvo gestos elogiables que lo distinguen.
Le tocó bailar con la más fea, porque las veces en que pisó el campo de juego de Ciudad Universitaria, fue porque al azulgrana le faltaban jugadores para cubrir la terna de 11. En esas ocasiones, no dudó calzarse los timbos y salir a la cancha con hombría y valor.
Le bastaron esas ganas, ese amor por el Indio, y esos nobles gestos para quedar en la historia.
Le tocó bailar con la más fea, porque las veces en que pisó el campo de juego de Ciudad Universitaria, fue porque al azulgrana le faltaban jugadores para cubrir la terna de 11. En esas ocasiones, no dudó calzarse los timbos y salir a la cancha con hombría y valor.
Le bastaron esas ganas, ese amor por el Indio, y esos nobles gestos para quedar en la historia.
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